Así empezó la historia
La Compañía de Tierras y Balnearios del Tuyú SRL adquirió por donación estas tierras pertenecientes a la familia Leloir y comenzó el loteo en el año 1935.
La gran masa de arena en continuo movimiento hacía difícil el acceso vehicular. Se gestionó entonces la construcción del camino que permitiera el tránsito hasta estas propiedades ante la dirección de vialidad.
Con una carpeta asfáltica a 70 a 75 centímetros de longitud, partiendo de la playa, se intentó dar solución a los inconvenientes de tránsito, pero al poco tiempo este camino fue cubierto nuevamente por nuevos aportes de arena suelta que traían los médanos vivos de los alrededores.
Así fue que la misma dirección de vialidad solicitó la intervención de la dirección de agricultura, ganadería e industria de la provincia de Buenos Aires.
Y así, en el año 1935, comenzaron las tareas de consolidación del suelo dunoso a cargo del perito agrónomo Francisco Quinteros. Junto a 5 obreros, con pocos elementos económicos y tecnológicos, y la única experiencia que se tenía entonces del vivero Florentino Ameghino de Miramar, se empezaron las obras.
Otro personaje que aportó lo suyo en aquel entonces fue el administrador de la estancia El Tuyu, Don Federico Wisky, que facilitaba desinteresadamente caballos, carne, leche y todo lo necesario para subsistir en un lugar inhóspito y desértico.
Entre sus atractivos principales encontramos:
– El jardín de los inmigrantes:
Ubicado detrás de la oficina de informes, donde se pueden observar placas recordatorias a los pioneros del partido y los alrededores.
– La capilla de Itatí:
Construida en febrero de 1986, se encuentra ubicada en el centro del vivero. Recibe este nombre en homenaje al lugar de origen del primer encargado.
El vivero, además de ser uno de los lugares más recorridos por los turistas durante la temporada veraniega, produce anualmente alrededor de 25 mil plantas, que se distribuyen entre todos los habitantes del partido de San Clemente del Tuyú entre los meses de mayo y agosto.